Vídeo Participativo: nuevos pasos para re-imaginar la herramienta

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Este año participamos en Más Social, un programa desarrollado por la Fundación Barrié de la Maza. Desde Gingko, aportamos una formación en Vídeo Participativo (VP), cuya finalidad era formar al personal técnico de organizaciones sociales en esta metodología de trabajo.

¿Y por qué formar a otras personas si ya podemos hacerlo nosotras? A lo largo de los últimos años, hemos dinamizado actividades de VP con grupos muy diversos y en contextos de todo tipo. Hasta el momento, el colectivo con el trabajamos siempre nos devuelve una evaluación motivadora, nos recuerdan cómo un mismo grupo de personas puede trabajar juntas, pueden dialogar y buscar el consenso, pueden poner en valor sus recursos y pueden contarse a sí mismas.

¿Pero qué ocurre cuando nos marchamos? Pues que la actividad también se acaba. Y esto siempre nos quedaba pendiente: tenemos un grupo cohesionado, que ya se conoce, que sabe utilizar las diferentes herramientas y que quiere seguir trabajando… Pero no hay quien pueda seguir acompañando este proceso.

Garantizar la sostenibilidad de estos proyectos es nuestra primera motivación, por eso propusimos a la Fundación Barrié de la Maza realizar una formación en VP para el personal técnico de las organizaciones. Para eso, seleccionaron a dos entidades de las que habían participado en las anteriores fases de Más Social; es importante que, antes de facilitar un proceso de VP, las personas que lo van a dinamizar tengan conocimientos sobre Comunicación Audiovisual, para evitar que los problemas técnicos y/o tecnológicos dificulten el proceso de participación.

¿Cómo lo hicimos? Realizamos una serie de sesiones que incluían un proceso de VP de principio a fin: desde la idea hasta el visionado en colectivo. Durante estas sesiones, estuvimos acompañadas por aquellas personas que se encargarían de facilitar la actividad una vez que en Gingko ya hubiéramos terminado.

Las organizaciones que participaron fueron Adaceco (Asociación de Daño Cerebral Adquirido), en A Coruña, y FEAFES (Federación de Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental), desde la Asociación Doa. Las facilitadoras fueron Lucía, Elena, Ana, Araceli y Marisa. Y de aquí sacamos una primera conclusión: son todas mujeres. Quienes se dedican a los cuidados de las personas en riesgo de exclusión social son mujeres en su mayoría. Terapeutas, psicólogas y una periodista aceptaron el desafío de conocer mejor esta metodología para poder aplicarla después en su día a día en las entidades. Las futuras facilitadoras de VP en Adaceco y en FEAFES son mujeres, y ellas serán las encargadas de re-imaginar esta herramienta y adaptarla a contextos diferentes, con objetivos propios, lanzando acciones innovadoras por el cambio social.

En segundo lugar, todas aprendimos a conocer mejor el colectivo con el que trabajamos. Estas facilitadoras escribieron sobre su descubrimiento del grupo y dejaron frases como “son capaces de absolutamente todo. Personas que ni siquiera tienen un móvil, ¡han hecho cosas increíbles!” (Elena, de Adaceco); cuando les pedimos que evaluaran la experiencia, dijeron que “ha hecho, a su vez, que yo los conozca un poco más y demostrar que ¡SÍ es posible!” (Lucía, de Adaceco)

“Yo estoy encantada, me encanta todo lo que genera y cómo lo consigue”, dijo Araceli en nuestro grupo de whatsapp. En ambos grupos, coincidieron en que fue una sorpresa ver cómo personas con enfermedades mentales y con daño cerebral adquirido se ponían a trabajar en equipo, sin mirar el reloj, con una entrega y una implicación inesperadas. Marisa escribe sobre el grupo que trabajó “mostrando tantas ganas, ilusión, talento y saber hacer que el resultado está siendo extraordinario, sacando la mejor versión posible de todos nosotros.

Otra conclusión que sacamos es que el VP tiene mucha fuerza, tanta que para Araceli “es revelador vivir una nueva experiencia de convivencia así. Aquí estamos, más de 10 personas trabajando en un mismo proyecto. Y me emociona ver cómo nos complementamos, seguir conociendo y descubriendo cosas de ellas, ser yo la que aprendo también de cada una, reírnos sin parar, sorprendernos a nosotras mismas con la calidad de los primeros resultados…”

Ana nos regaló esta valoración: “nuestro primer contacto con el vídeo participativo fue, sin duda, toda una experiencia de descubrimiento y aprendizaje” Y es que el VP siempre ha sido difícil de explicar; sin embargo, estas facilitadoras lo han vivido y ahora pueden contarlo como nosotras nunca hemos sabido hacerlo: “iniciativas de este tipo, permiten vencer el estigma […], mostrando las muchas capacidades que una persona posee” (Marisa)

Gracias, compañeras, por habernos dejado aprender con vosotras. Ahora, solo esperamos que llegue el momento en que nos devolváis la herramienta re-pensada, re-imaginada, cuidada, fuerte y en constante movimiento.