Fai Rúa: el webdoc del Barrio Alto de Vigo.

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Un documental interactivo que recupera el pasado de la Ferrería, reinvidica el presente y pone en valor el patrimonio cultural y social del barrio.

Construcción del edificio del Ayuntamiento sobre el Castillo de San Sebastián (Archivo General del Concello de Vigo)

Construcción del edificio del Ayuntamiento sobre el Castillo de San Sebastián (Archivo General del Concello de Vigo)

Lo llaman La Ferrería, aunque también hay quien lo llama el “Barrio Chino”. Es parte del casco histórico de Vigo, una ciudad que creció alrededor de las conserveras, la fabricación de automóviles y, principalmente, alrededor de uno de los puertos marítimos más grandes de Europa. Allí cerca se instalaron decenas de prostíbulos y bares, convirtiéndose en el refugio de los marineros que llegaban al puerto. Fue en los años 80 cuando la pegada de la heroína, junto con la dejadez de las instituciones, provocaron que este barrio fuera derrumbándose (literalmente) hasta llegar a un grado de ruina y despoblamiento casi total. Hace unos años, las instituciones que tiempo atrás miraron para otro lado, se aliaron para iniciar un plan de rehabilitación y, ahora, nuevas vecinas y vecinos están instalándose y transformando la realidad de la zona. En resumen, una historia que, si sois de Barcelona, de Sevilla o de otras muchas ciudades, os sonará de cerca.

La asociación Barrio Alto surgió de la necesidad de trabajar en la identidad propia de la Ferrería, aunque integrada en el Casco Viejo de Vigo. Hay mucho trabajo por delante, pero es una prioridad poner en valor el barrio, su patrimonio material y también el inmaterial. Nosotras, que tenemos en el barrio nuestro lugar de trabajo, colaboramos con la asociación en esta tarea a través del proyecto llamado Fai Rúa. Nos pusimos a escuchar, a recolectar y a recordar historias. Fueron asomándose las vivencias de las personas que construyeron el barrio de la Casa da Collona, del bar Lichoca y de la Panificadora. El barrio donde siempre habitaron Pepe Soto, Rober Suzuka o Tino. El barrio al que hace tres años se mudó Raquel y que fue retratado por el pintor San Luís, filmado por Jaime de Armiñan y musicado por los Resentidos.

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Elegimos el webdoc como formato: un documental alojado en la web, en el que cada cual puede definir su propio hilo narrativo mientras navega por un mapa del barrio. No hay principio ni fin, no es lineal, no hay giros de guión ni contenidos relevantes o secundarios; la historia sólo está marcada por el interés y por las interacciones del público. De la misma manera, teníamos claro que la vocación divulgativa del proyecto sería más efectiva cuanto más se extendiesen los contenidos. Así, todas las historias se subieron al canal de Youtube de Barrio Alto bajo licencia Creative Commons, como recurso compartido, como dinámica replicable, como patrimonio social y, en definitiva, como un bien común.

Barrio cariñoso III, de San Luís (imagen cedida por Luis Jacobo Álvarez)

Barrio cariñoso III, de San Luís

Comenzábamos el post diciendo que el barrio se sitúa ahora mismo en una encrucijada y, por eso, quizás, uno de los colectivos más importantes de la zona, las prostitutas, no tienen voz propia en este trabajo, pese a ser uno de los protagonistas del mismo. Ellas guardan más de 50 años de historias del Chino pero no quisieron compartir sus recuerdos públicamente, porque el miedo a los prejuicios aún juega su papel y el anonimato sigue siendo la mejor protección de estas mujeres. Otra de las ausencias del proyecto son los escasos registros gráficos que encontramos desde principios del siglo XX hasta los años 90 del mismo, y todavía estamos buscando algún fotógrafo que retratara esa época.

El sabor amargo de estas ausencias refleja el choque entre la realidad social del barrio y el interés en convertirlo en un lugar atractivo para las clases más favorecidas. Ninguna rehabilitación es tal si no va de la mano de políticas sociales que faciliten que los colectivos más vulnerables participen y se integren en el proceso. La cultura debe jugar también aquí un papel decisivo, por su capacidad transformadora e integradora. De ahí Fai Rúa, un proyecto en el que se implicaron un buen número de vecinas y vecinos, gente de toda la vida y gente recién llegada, porque tenemos la certeza de que hay que reivindicar el pasado para comprender el presente.