7 aprendizajes que nos llevamos de MediAfrica

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La próxima semana iremos a Hungría, donde nos reuniremos para evaluar y pensar los próximos pasos alrededor de MediAfrica, un proyecto en el que trabajamos con 15 organizaciones africanas y europeas. Aprovechando este encuentro, hemos decidido reflexionar en el impacto que este trabajo ha tenido para nosotras. Porque tanto las formaciones que facilitamos como la realización de varios vídeos para el proyecto nos reafirmaron y aportaron una serie de aprendizajes muy valiosos.

El proyecto lo coordina Solidarités Jeunesses y en él participan organizaciones vinculadas al Servicio de Voluntariado Internacional (IVS). Uno de los objetivos principales de MediAfrica es fomentar el voluntariado en países africanos, pero hablamos de un voluntariado libre de estereotipos, alejado del voluntourism y de roles como el ilustrado por Barbie Savior. Por eso, el proyecto incluía un itinerario formativo para las organizaciones, con la finalidad de darles habilidades y estrategias con las comunicar su trabajo y con las que explicar el rol del voluntariado en ellas.

Este itinerario nos llevó a Francia, Tanzania y Uganda, y fue coordinado por un equipo de 4 profesionales, lo cual fue un gran reto. Y esto se debe a que tuvimos que unificar criterios y visiones, modelos pedagógicos y formas de trabajo. Y todo esto, en un contexto intercultural donde los recursos y las necesidades de cada organización son diferentes. Estamos contentas de haberlo conseguido con éxito (o eso dicen las encuestas de los participantes), y también estamos contentas porque nos traemos metodologías y técnicas que ya hemos adaptado a nuestro contexto en Galicia. Y aquí está el primer aprendizaje [1].

Otro objetivo de MediAfrica es la sensibilización. El CIVS señala que el número de personas voluntarias en países africanos ha decrecido en favor de otros continentes, y esto está íntimamente relacionado con la imagen de África en la sociedad europea. De hecho, cuando volvimos de Uganda, hubo quien nos preguntó: “¿Venís de África? ¿Y cómo habéis hecho con las guerras?” África es el lugar de las guerras, los niños soldado, el hambre, las epidemias… en los medios y en las película. Y quienes se atreven a viajar allí construyen narrativas edulcoradas, con “el salvador blanco” como protagonista y alejadas de la realidad. Por tanto, tanto los medios de comunicación como nuestros perfiles en redes sociales soportan la imagen de África como un lugar peligroso y exótico, donde nuestro viaje es aventura, romanticismo y caridad.

En MediAfrica trabajamos para desmontar estas imágenes con una campaña de comunicación, cuya principal herramienta es un webdoc: Round Trip Volunteering. Este webdoc se compone de piezas elaboradas por las organizaciones participantes y de piezas elaboradas por profesionales, algunas de ellas son nuestras. Algunos aprendizajes de los que habla este post los ganamos en este proceso de producción:

  • Los estereotipos van en los dos sentidos [2]. Hicimos un ejercicio en grupos: alguien hacía un dibujo y el resto intentábamos adivinar la palabra que ilustraba. Iddi, de Zaveco, en Zanzíbar, dibujó una persona con aletas y gafas de bucear: “buzo, nadar, mar, vida marina…”, dijimos el resto del grupo. Pero la palabra era “europeo”. Aprendizaje intercultural, llamaríamos a esto. En Zanzíbar, las únicas personas con gafas de bucear y aletas son las europeas, y no verás a las locales con ellas. En Zanzíbar, “europeo” es igual a turista. Turista bien equipado. Unos meses antes, paseando por París con Ben, de Tanzania, nos comentó que la primera vez que estuvo en Europa le sorprendió ver mendigos en las calles. “¿Mendigos? ¿En Europa? No me lo creo…”, le dijeron sus amigos a la vuelta. Y así construímos estereotipos, que son estrategias culturales para integrar lo diferente, lo desconocido en nuestra realidad. Y, como decíamos, van en los dos sentidos.
  • ¿De dónde provienen las voluntarias y los voluntarios que trabajan en África? Por ejemplo, quienes colaboran con UPA (Uganda Pioneers Association)? ¿Finlandia? ¿Alemania? Pues no, provienen de Uganda, obviamente. Como en cualquier otra organización, la mayor parte del voluntariado y del equipo es personal local. Y si no, algo no funciona, porque lo contrario tiene un fuerte toque colonialista. Y esto, que es algo obvio, reconocemos que nos sorprendió verlo tan claramente [3]. Igualmente, conocer la historia de Uvikiuta y pasear con Hoyse mientras nos contaba cómo construyeron su ecovillage nos enseñó que tenemos mucho aprender sobre la vida asociativa. También conocimos la escuela comunitaria de Kikooba, un proyecto educativo asambleario y autogestionado, en el que solo se aceptan voluntariado cuando hay una necesidad concreta, y solo para cubrir esa necesidad. Un proyecto de los que ahora se llaman de economía circular, pero creado desde la honestidad y las necesidades comunitarias. Aquí vimos un voluntariado completamente ajeno al modelo colonialista y caritativos [4]. Una mezcla de voluntariado local e internacional que apoya las demandas comunitarias.
  • También aprendimos que el voluntariado se mueve en todas las direcciones [5]. Porque el voluntariado trata sobre interculturalidad y cooperación. Por eso Frank, de Tanzania, hace voluntariado ahora en Francia. O por eso se organiza cada año la “Caravan Peace”,  que pasa por Kenya, Uganda y Tanzania moviendo juntas a voluntarias de Kenya, España, Japón… Y escuchándolas, nos fascinó comprobar cómo a pesar de la distancia, a pesar de pertenecer a diferentes culturas, los voluntarios y las voluntarias comparten los mismos miedos [6]. Henry, un togolés en Bélgica, quiere mostrar la imagen de un togolés activo, que colabora con Astovot para mejorar lo que no le gusta de la realidad. Y Julia no quiere que la confundan con la imagen del “europeo blanco colonizador”. Nadie quiere responder a los estereotipos negativos y el voluntariado internacional trabaja para dejar imágenes diferentes sea donde sea el país donde trabaja.

Porque nuestra visión del mundo se construye a partir de las imágenes que nos llegan de aquello que no conocemos. Por eso es importante repensar estas imágenes y construir nuevas narrativas, con protagonistas diversos y escenarios reales, porque si no, corremos el peligro de quedarnos con una historia única [7]. Y porque la realidad es mucho más rica y compleja de lo que pueden mostrar una pantalla o unas líneas de texto. Participar en un programa de voluntariado internacional es una estrategia perfecta para derribar estos estereotipos, para ser un agente activo de cambio y para apoyar iniciativas que, desde lo local, cambian la realidad global.